Un paisaje, otra etapa, tras el viaje.
De nuevo una etapa en donde caminar, transformar el presente en recuerdos, y volver a iniciar, volver a nacer, una nueva realidad, una nueva verdad, para avanzar, caminar, en ésta época que me resulta tan fugaz…. tan veraz.Una nueva, era, donde nada será lo que era, donde me sienta capaz de mis sueños realizar, con nuevas metas, nuevas técnicas, donde me encuentre en un nuevo paisaje, el cual pueda ser mi hospedaje. Un precioso lugar, del cual no quiera irme jamás, y donde me quiera quedar…El tiempo como delincuente, me persigue a su modo omnipresente y elocuentemente, me explica cosas “tan” incoherentes, pero me hace reír,. Me hace vivir, me hace sentir porqué estoy aquí, porque llegue así, y respiro como si no hubiera a haber fin.
Es tan divino el paisaje, es tan bien recibido el peaje, que no importa pagarlo, recordarlo, amarlo, adorarlo… es el precio que hay que pagar, para vivir la verdad, para reaccionar, para volver a empezar, una vez, otra vez y una vez mas.
Amarrando las horas, enmascarándolo a deshoras, adorando las olas, que con el viento y el olor del mar, hacen que nunca me sienta sola.
Y son en compañía de esas almas, muertas y vivas, que me persiguen, me desinhiben hacen que de nuevo respire, y nunca mas me desvive a mi misma, a mi alma, a mi creatividad, a mi verdad, a mi veracidad, a mi paisaje… al hospedaje que guardo en mi interior, sin dolor, con amor, sin rencor, con pasión…
Música, vida, melodía, picardía, soberbio placer que me hace enloquecer cada día que vivo aquí, en mi, en sí… en mi paisaje, donde realizo el rodaje, que me persigue…
¡que me acorrale!
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